Salud mental
La salud mental es un pilar fundamental de nuestro bienestar. En este apartado explicamos qué significa, qué factores influyen en ella y cómo podemos entenderla más allá de la ausencia de enfermedad.
La salud mental puede describirse como un activo o recurso que nos permite a los seres humanos sentirnos bien y alcanzar nuestro pleno potencial. La salud mental se ve afectada por muchos factores. Influyen en ella la vulnerabilidad hereditaria, lo que hacemos, cómo vivimos y lo que nos sucede, pero también los derechos, las oportunidades o las limitaciones que nos imponen la sociedad y nuestro entorno. En la película se describe brevemente qué es la salud mental y qué factores influyen en ella.
Podemos describir la salud mental como un recurso que nos permite sentirnos bien, afrontar las dificultades del día a día y desarrollar todo nuestro potencial.
Está influida por múltiples factores:
- La predisposición genética o hereditaria
- Nuestros hábitos y estilo de vida
- Las experiencias que vivimos
- El entorno social, las oportunidades y también las limitaciones que nos rodean
En otras palabras, nuestra salud mental no depende únicamente de lo que ocurre dentro de nosotros, sino también de las condiciones en las que nos desarrollamos.
Lo que realmente destacó de nuestra terapeuta fue su empatía genuina y su capacidad de comprensión. No solo tenía un profundo conocimiento sobre la neurodiversidad, sino que también compartía experiencias personales que conectaron con nosotros de inmediato, creando un vínculo de confianza desde el primer momento.
Benedetta Osarenk
Más que la ausencia de enfermedad
Tener una buena salud mental no significa simplemente “no tener un trastorno”. Se trata también de poder llevar una vida plena, sentir bienestar y contar con recursos emocionales y sociales para afrontar las tensiones cotidianas.
Lo que genera bienestar puede variar entre personas, ya que está relacionado tanto con nuestras características individuales como con el contexto en el que vivimos.
Una definición de salud mental
La salud mental puede entenderse como un estado de bienestar en el que la persona es capaz de:
- Desarrollar su potencial
- Afrontar las tensiones normales de la vida
- Trabajar de forma productiva
- Contribuir de manera positiva a su entorno y a la sociedad
Desde esta perspectiva, la salud mental no es lo mismo que la ausencia de enfermedad, sino la posibilidad de vivir una vida satisfactoria y significativa.
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5 preguntas frecuentes sobre la salud mental
¿Qué se considera salud mental deficiente?
Todo, desde el estrés y la ansiedad hasta diagnósticos como la depresión, la ansiedad y el TOC, cuando el estado de ánimo afecta a la vida cotidiana.
¿Cómo puedo distinguir entre el desánimo y la depresión?
El desánimo suele ser pasajero. La depresión dura ≥2 semanas y provoca una clara disminución del funcionamiento (sueño, apetito, energía, interés).
¿Cuándo se debe buscar ayuda?
Cuando los síntomas persisten, empeoran o interfieren en el trabajo, los estudios o las relaciones.
¿Qué es más eficaz: la terapia o los medicamentos?
Ambos pueden ayudar. La TCC es la primera opción; los medicamentos se utilizan a menudo en casos moderados o graves. La combinación de ambos puede dar los mejores resultados.
¿Cómo puedo apoyar a un ser querido?
Escucha sin juzgar, pregunta qué necesita, ayuda a buscar atención médica y haz un seguimiento. Evita decir «anímate». También establece límites y cuídate a ti mismo.
¿Qué es la salud mental?
La salud mental puede entenderse como un estado de bienestar en el que la persona es capaz de:
- Desarrollar su potencial
- Afrontar las tensiones normales de la vida
- Trabajar de forma productiva
- Contribuir de manera positiva a su entorno y a la sociedad
Desde esta perspectiva, la salud mental no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino la posibilidad de vivir una vida satisfactoria y con sentido.
Diferentes niveles de malestar psicológico
No todo malestar emocional o psicológico implica necesariamente un trastorno mental. Es importante diferenciar entre distintos niveles de afectación:
1. Problemas psicológicos o emocionales
Se trata de molestias como inquietud, tristeza, dificultades para dormir o síntomas físicos (dolor de estómago, dolor de cabeza, tensión muscular). Suelen aparecer como respuesta a situaciones vitales o acontecimientos concretos y, aunque pueden resultar difíciles de sobrellevar, no siempre requieren tratamiento médico.
En muchos casos, estas molestias son reacciones normales a circunstancias estresantes y suelen disminuir cuando la situación mejora, la persona encuentra soluciones o se adapta.
2. Trastornos psiquiátricos
Se refieren a alteraciones mentales diagnosticables que provocan sufrimiento intenso o una disminución significativa de la capacidad para desenvolverse en la vida cotidiana (en el trabajo, los estudios, la familia o las relaciones sociales).
Para que se considere un trastorno psiquiátrico, suele ser necesaria la presencia de síntomas durante un periodo prolongado y continuo.
Algunos ejemplos son:
- Depresión
- Trastornos de ansiedad
- Síndrome de agotamiento
- Adicciones
- Trastornos de la conducta alimentaria
- Trastorno bipolar
- Trastornos psicóticos
También se incluyen las discapacidades neuropsiquiátricas (NPF), que suelen manifestarse en la infancia y persistir en la edad adulta, limitando la vida de quienes las padecen. Ejemplos:
- TDAH
- Autismo
- Discapacidad intelectual
3. Suicidio
El suicidio está relacionado en muchos casos con trastornos psiquiátricos o con algunas enfermedades físicas. Sin embargo, la mayoría de las personas con estos diagnósticos no se quitan la vida ni lo intentan.
En los casos en que se produce, suelen concurrir factores adicionales:
- Condiciones de vida difíciles
- Cambios vitales bruscos
- Circunstancias fortuitas o traumáticas
El suicidio puede entenderse como un “accidente psicológico” en el que, durante un momento de extrema vulnerabilidad, la persona siente que no puede seguir viviendo porque sus problemas parecen insuperables. Factores sociales como el desempleo, las dificultades económicas o la falta de apoyo aumentan el riesgo.
Esta diferenciación es importante para comprender que la salud mental es un continuo que va desde el bienestar hasta el malestar severo, y que pedir ayuda profesional puede marcar la diferencia para prevenir que un problema emocional se agrave. vulnerabilidad social, como el desempleo, las dificultades económicas, los cambios vitales como la jubilación, las enfermedades prolongadas, el divorcio, la muerte o la revelación de la identidad sexual, pueden ser factores de riesgo que aumentan la probabilidad de suicidio.